Shine I


Y nuestras miradas de cruzaron. No debí hacerlo, estuvo fuera de lugar, pero no pude evitarlo. Ella me devolvió la mirada, primero sorprendida, luego furiosa, y, finalmente, intrigada; seguramente se preguntaría “¿cómo se atreve? ¿Quién será?”
Volviendo en mí, me apresuré a bajar la mirada y continué con mis tareas antes de que alguien más se percatara de mi desliz.
Mi nombre, al menos en este mundo, es Shine, ¿el suyo? Aún no lo sabía.
Soy “propiedad” del local La cadena dorada, digamos que yo “trabajo” allí, pero sin cobrar. Esa era una de las noches en las que yo “trabajaba” o más bien servía. Cuando entre en el mundo del BDSM lo hice la de mano de un amigo, que luego se convirtió en mi novio y luego en mi Amo…pero…bueno las cosas no siempre salen bien y… el dueño del local me acogió en calidad de protegida porque tampoco me siento preparada para conocer si quiera a un nuevo amo. A cambio de esto, yo le doy un poco de ambiente al local, y me lo paso bien sin atarme a nadie, literalmente en este caso.
Aquella era una noche algo especial, si es que podemos llamar especial a la noche de cena temática que se realiza mensualmente. Quizás especial no sea la palabra, pero ya me entendéis. Estábamos a tope; los amos estaban sentados a la mesa, todos vestidos elegantemente, disfrutando de un suave picoteo variado y los sumisos se encargaban de llevar las bandejas de la cocina a los comensales y recoger las que iban quedando vacías. Y en esas estaba yo, con la salvedad de que no tenía que priorizar mi atención sobre ningún amo, y eso era al mismo tiempo, motivo de alivio y aburrimiento. Pero esa mujer…con esa mirada…esa piel…solo de volver a pensar en su mirada furibunda sobre mi hacía que se despertara hasta el último poro de mi piel, esperaba que nadie hubiera advertido el temblor de mi bandeja al cruzarme con ella.
La noche continuó, como siempre; después de la cena, tocaba relajarse y jugar, por doquier había gente pasándolo en grande, resonaban los chasquidos de las fustas y los gemidos de placer por aquí y por allá, el tintineo de las cadenas…si aquello era toda la música que necesitaba oír, pero…como cada noche, yo estaba recogiendo vasos y rellenando copas para los amos cuando sus sumisos estaban…digamos que se encontraban en serias dificultades para llegar a la barra. No me malinterpretéis…prefería estar disfrutando del espectáculo protegida por mi hermoso collar que sufriendo a algún amo “dios” que me exija estar en sus manos esta noche. No gracias, estoy un poco cansada de esas cosas… ¿dónde estaban, las personas auténticas con ganas de disfrutar y no de aparentar? Solía preguntarme eso al acabar cada noche mientras recogía y esta noche, no era una excepción.

CONTINUARÁ…

[Publicado originalmente en FetLife: 28/09/2016]

Parte II

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