ARCANE. Más allá del deber 5


Errores del pasado.

Una nueva sala del consejo había sido dispuesta a gran velocidad y con una enorme eficiencia. 

Cuando se trataba de volver a la normalidad y alzarse de nuevo tras un fracaso, nadie lo hacía mejor que la ciudad que Piltover. Hay quien diría que esto era una forma de ocultar sus heridas bajo una capa de maquillaje, destinado a tapar las fisuras sin tratar la herida. Un ciudadano de Piltover se limitaría a mirar por encima del hombro a quien dijera eso y continuarían su camino con la barbilla bien alta sin despeinarse. 

Lastimosamente había heridas y heridas y aunque la ciudad del progreso asumía que el avance implicaba fracasos eventualmente…eso nada tiene que ver con la guerra. Y esa nube era la preocupación reinante entre todos los que se sentaban hoy en las mesas dispuestas en forma de herradura. A falta de su simbólico engranaje, un conjunto de tres mesas curvas harían la función de que todos los presentes pudieran verse las caras y examinar sus expresiones. Y también era una forma de evitar pensar en los asientos que quedarían vacíos.

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Al mismo tiempo pero varios niveles más abajo, otra reunión de singular importancia se daba en una de las esferas de vida de la ciudad subterránea. Allí donde se luchaba por purificar el aire que respiraban los habitantes de Zaun, se habían reunido los barones químicos, cuyos asientos también sido mermados, aunque la ciudad subterránea no tiene mucho tiempo para llorar a sus muertos.

Para ocupar el puesto de Finn apareció un científico que hasta ahora vivía apartado de los negocios locales pero el vacío de poder le había atraído como las moscas a la miel: se trataba de Singed un hombre tan repulsivo como su mismo trabajo

Por otro lado y dadas las últimas noticias, poco sentido tenía esperar por Silco; Sevika se hallaba presente en la sala, en la cabecera de la mesa, mirando al resto de los reunidos con una mezcla de odio, asco y resignación. 

-Y eso es…¿todo?-preguntó Renni, rompiendo el tenso silencio que se había formado tras las explicaciones de Sevika.

-¿Qué más quiere saber? Cuando llegué al lugar donde me condujo el rastro de Silco el incendio ya se había iniciado, me quedé por las cercanías hasta que los vecinos apagaron las llamas. -niega con la cabeza y da una calada profunda al puro que estaba fumando- Allí sólo había dos cadáveres, como ya les he dicho, y uno era el de Silco.

El yordle de aspecto insano toma una calada de una pipa de cristal con un contenido nada aconsejable y mira circunspecto al resto, como si esperase que alguien dijese lo que él mismo estaba pensando. Renni tamborileaba con sus dedos en la mesa, Singed parecía más concentrado en sus cuadernos de laboratorio que en la reunión. El barón expulsó el humo amarillento por la nariz antes de hablar.

-Finn era un bocazas pero al menos sabía qué hacer con la lengua.

-¿Ah si? ¿Y qué tal le fue?- recuerda Sevika entrecerrando los ojos ante las palabras del ser.

De nuevo se instaura el incómodo silencio, era por todos sabido lo que había ocurrido con el barón químico que había iniciado un «golpe de estado» contra Silco hacía pocos días. Y la participación de Sevika en el hecho.

La mujer de los bajos fondos terminó por chasquear la lengua, apagó el puro con un movimiento lento sobre la propia mesa donde dejó un cerco negro y procedió a tomar la palabras.

-Ustedes nunca han sido de hablar ¿verdad? Estas reuniones únicamente les sirven para poder achacar las culpas de sus desgracias a otro, poner faltas a quien dirige y luego poder conspirar privadamente cuando se creen que nadie les observa. Eso hicieron con Vander. Eso hicieron con Silco.- afirma rotunda, dando golpecitos en la mesa con cada sentencia.

Silencio. 

El que calla, otorga.- piensa la mercenaria.

-Les pido que hagan lo mismo otra vez.

Ahora si que alzaron la vista para mirarla, algunos con fingida ofensa, pensando en defenderse, otros con curiosidad, entre éstos últimos, el propio Singed.

-Dejen, como siempre, que otro les dirija, que les diga que todo va a ir bien, sean buenos perros, salten cuando vean al amo entrar y lloren lastimosamente cuando se les acerque el periódico al hocico.- compone una sonrisa sesgada y amarga- Pero sigan en silencio, tal como están ahora, no espero más de unos perros. -se levanta con intención de irse.- Ustedes hagan su trabajo y yo haré el mío. No se metan en mis asuntos y yo no tendré que intervenir en los suyos. Va a ser lo mejor para todos. ¿Está claro?

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Las tres personas que esperaban a que la reunión diera comienzo se mantenían en un silencio formal, casi protocolario, apenas se miraban entre ellas. No al menos hasta que la luz cenital de la sala se prendió y casi al mismo tiempo, Jayce de la casa Talis se levanta en medio de las otras dos únicas personas que se hallaban en la sala y toma la palabra.

-El presidente del consejo, Jayce de la casa Talis da por comenzada esa vista de emergencia acompañado de la ilustre presencia de los consejeros designados temporalmente por la imperiosidad del asunto. Representando a la casa Kiraman…

-Oh basta por favor, no hay nadie mirando, ¿podemos ahorrarnos el teatro para cuando yo no tenga que estar?- interrumpe abruptamente la mujer sentada a la izquierda del jefe del consejo.

-Consejera Medarda, le ruego que respete las tradiciones de…-empieza a argumentar Jayce, sorprendido por las maneras de la mujer.

-Tradiciones, discurso…una puesta en escena magnífica de una obra que jamás se representará. Vamos al grano.- continúa Ambessa Medarda, dando un par de golpes en la mesa con los nudillos para llamar la atención de los agentes encargados de la puerta.- Venga, que pase la culpable para su ejecución.

-¿Ejecución?- Caitlyn Kiraman se levanta de golpe en la mesa y apoya sus manos en ésta, manteniéndose inclinada hacia delante- Esto no es Noxus, Ambessa, la pena de muerte no existe en Piltover.

-Pues deberíais pensar en instaurarla, allí donde Noxus gobierna es lo primero que incluye en la constitución del país…

-Pero Noxus no gobierna en Piltover.- interrumpe a su vez la vigilante con un tono potente, alzando la voz por encima de la de la consejera Medarda y ésta se calla para dedicarle una mirada y una sonrisa.

-Por supuesto.-le devuelve la noxiana sin perder esa mueca triunfal. 

Si lo que quería era poner a prueba la templanza de la Kiraman, lo había logrado y Caitlyn se da cuenta de que ha caído en su provocación sin siquiera pestañear. Aprieta los dientes y vuelve a sentarse, trata de recuperar la compostura. No podría ayudar a Vi si continuaba por este camino.

Una vez acabada la pequeña disputa, Jayce miró a una y a otra mujer sin intervenir y entonces hizo un gesto a los agentes para que abrieran las puertas de la sala. 

Escoltada por otros dos vigilantes y sin más signos de que hubieran charlado  con ella, Vi traspasa el umbral, con las manos esposadas por delante hasta el centro del hueco formado por las mesas dispuestas en herradura. Ahora que podían verla iluminada por el potente foco central del techo, todos pudieron dar cuenta de las lesiones que el «interrogatorio» había dejado en su cara y brazos. Se podía asumir que iguales o peores marcas se ocultaban bajo la ropa pero lo visto fue suficiente para que a Caitlyn le recorriera un escalofrío. Jayce bajó la mirada, avergonzado y la única que se quedó mirando a la presa con aire analítico fue Ambessa quien también fue la primera en tomar la palabra.

-¿Quién te ha dejado en ese estado tan lamentable, chica?-pregunta la consejera tamborileando con sus dedos sobre la mesa.

Vi se quedó sorprendida por la pregunta, pareció salir de un estado de abstracción y alzó la mirada para ver a quien le hablaba. No la reconoció pero asumió de quién se trataba.

-No se si es buena idea que lo diga.- responde dubitativa, mirando a Caitlyn en busca de alguna pista quien no pudo más que asentir con la cabeza.

-Puedes y debes contestar a todas las preguntas que te hagan los consejeros, Vi.- responde Jayce con una tremenda formalidad.- Con la mayor sinceridad.- añade, aunque fuera obvio.

-¿Y bien?- insiste la consejera Medarda.

-Los vigilantes.- responde entonces, resuelta.

-¿Por qué? ¿Acaso te estaban interrogando y no querías colaborar? Puedo asegurarte que los métodos de tortura noxianos hacen hablar hasta a las piedras, chica, no te recomiendo que te hagas la dura conmigo.- su tono dejaba en claro que no necesitaba usar una amenaza para helar la sangre con las posibilidades.

-No. No es eso. – replica Vi, haciendo un gran esfuerzo por contener su lengua, tal y como Caitlyn le había aconsejado- No me hicieron ninguna pregunta. 

No hubo sorpresa en la expresión de Ambessa, la noxiana tan sólo dejo caer la cabeza a un lado y miró con altanería a los otros dos consejeros.

-Y luego hablan de la brutalidad de Noxus…vaya, vaya, vaya…Al menos en mi tierra no golpeamos presos maniatados. Las maravillas de la ciudad del progreso.- continua la consejera, hincando el dedo en la herida con gusto.

-Es suficiente, consejera.- corta Jayce con un tono frío, palmeando la mesa con la mano para imprimir fuerza en sus palabras.- No estamos aquí para juzgar…

-Se llevará a cabo una investigación a ese respecto.- ahora es Caitlyn quien toma la palabra sin apartar los ojos de Vi para hacerla sentir apoyada- Los culpables serán identificados y despojados de su autoridad y luego se celebrará un juicio en que tendrán en cuenta sus faltas contra la ciudadanía de Piltover. ¿A favor?

Jayce se queda con la palabra en la boca y ésta un poco abierta por la resolución categórica de la vigilante pero además, del otro lado de la mesa, Ambessa no tarda en alzar la mano y en asentir con la cabeza.

-A favor.- confirma la noxiana sin perder un ápice de su aplomo.

Resoplando, a Jayce no le queda de otra que alzar también su mano.

-Aprobada la propuesta de la casa Kiraman por unanimidad…Se llevará a cabo una investigación para subsanar los errores del cuerpo policial de Piltover y se buscará un nuevo sheriff ya de paso entre los miembros limpios de la comisaría.- confirma el presidente, removiéndose un poco incómodo en el asiento.

-Ahora si me permiten las consejeras, me gustaría volver al asunto que nos ocupa, la implicación de la ciudadana Vi…

-Presunta.- corrige desde el lado derecho de la mesa Caitlyn con un tono frío y medido.

-¿Disculpe?- pregunta Jayce sin comprender a qué venía la interrupción.

-Presunta implicación. No lo olvidemos.- aclara la Kiraman volviendo la vista a sus dos interlocutores , ganándose un asentimiento aprobatorio por parte de la consejera Medarda que logró confundir a Caitlyn por unos instantes.

¿A qué juega esta mujer? Se pregunta la del pelo azul, exasperada en su interior por los interrogantes que la actitud de la noxiana levantaba en su mente.

Jayce carraspea y apoya las dos manos en la mesa, armándose de paciencia.

-Si, por supuesto. Presunta implicada.- se corrige mientras trataba de pensar en dónde se había quedado- El asunto que nos ocupa pues es la presunta implicación de la ciudadana Vi sin apellido proveniente del distrito suburbano en el atentado contra el edificio del consejo en el que resultaron heridas y muertas varias personas…¿Cómo se declara la acusada?

Vi se humedece los labios. Era una pregunta sencilla pero la respuesta era complicada. Desde luego que si no hubiera sido por las charlas de la noche que había mantenido con Caitlyn en la celda durante lo que ella llamó «preparar el juicio», la zaunita había contestado de forma muy diferente a como finalmente lo hizo.

-Inocente. Yo no disparé el artefacto contra el edificio del consejo.

-La casa Kiraman apoya la inocencia de la acusada, yo misma estuve con ella en el momento del atentado.- se apresura a puntualizar la vigilante, en su interior lanza un suspiro de alivio.

Le había costado mucho pasar de este punto con Vi, la pelirrosa se empeñaba en culparse de lo sucedido, atribuyéndose de manera exagerada la responsabilidad de todo lo que Powder hiciera en el pasado y también en futuro. No sabía cómo pero al final Caitlyn había logrado navegar en esas turbulentas aguas y convencer a la zaunita de que ella no apretó el gatillo del arma, lo hizo Jinx. Y por tanto, no era su culpa. Ya habría tiempo de lidiar con los traumas de responsabilidad que Vi arrastraba después de tantos años…pero no ahora.

-¿Ayudó o permitió de alguna manera que la persona que cometió el atentado contara con los medios para hacerlo?- pregunta Jayce directo, mirado de soslayo a la vigilante por si ésta volvía a alegar.

-No.- responde Vi, tajante, recordando con dolor esos momentos tan dolorosos, atada a la silla sin poder moverse ni para ayudar a Caitlyn ni para detener a su hermana.

-Mientes. -apunta el consejero con el ceño fruncido golpeando con el puño en la mesa para sorpresa de ambas consejeras.- Los Atlas que llevabas contigo cuando bajaste al distrito suburbano contenían una esfera de hextech. ¿Cómo sabemos que no fue esa la tecnología utilizada para armar el misil que fue disparado contra el consejo?

-Protesto.-corta Caitlyn enfurecida volviendo a levantarse de su asiento atravesando con su mirada al presidente.- Está conjeturando, consejero, no tiene ni una prueba, ni una que apoye esa acusación.

-Lo que sí se es que esa mujer se negó a devolver tecnología hextech cuando se le requirió, llegando incluso a amenazar con recurrir a la violencia con tal de llevárselos.- insiste Jayce levantándose a su vez, lo que provoca perplejidad en la vigilante. Obviamente ese detalle no lo sabía. 

Ambessa toma buena cuenta de ese dato y, en lugar de entrar en la discusión de los dos jóvenes consejeros, vuelve su atención sobre la zaunita, quien tiene una expresión entre rabiosa y avergonzada.

-¿Es eso cierto? ¿Te negaste a devolver las armas hextech?

-Si pero…

-¡Lo admite!- recalca triunfante el inventor dando un golpe seco con los nudillos en la madera.

Caitlyn se muerde el labio inferior pensando a toda velocidad cómo salir de ese atolladero. Observa que Vi se ha quedado con la palabra en la boca y recuerda algo de su anterior conversación con Jayce y se queda pensativa antes de retomar la palabra, con aire frío y calmado.

-Vi.- reclama su atención y de paso también la de los consejeros- ¿En qué circunstancias y por quién te fueron entregados los Atlas?

-Por ese papa…por el consejero Jayce.- responde, conteniéndose a tiempo de soltar un improperio contra el papanatas del traje blanco.- Hicimos un trato por el cual él nos ayudaríamos a destruir las minas de shimmer que Silco tiene en Zaun.- explica despacio, intentando ver a donde quería llegar Caitlyn con todo esto.

Lo tuvo claro cuando Jayce empezó a mirar nervioso de un lado al otro, como si estuviera pensando ahora cómo salir de lo que se le venía encima.

-Protesto, irrelevante.- trata de interrumpir el presidente, pero Ambessa niega con la cabeza, indicándole que no va a apoyarle en su protesta.

-Ahora verá porqué es relevante, consejero Talis…-comenta la vigilante con aire misterioso- Prosiga, Vi, ¿Qué ocurrió después?

-Fue un accidente.- empieza con contundencia mirando al consejero- Estábamos luchando contra unas cosas vestidas con trajes metálicos, el consejero erró un disparo con su arma y mató a uno de los niños trabajadores de la mina.- explica pasando de hito en hito los ojos a las consejeras.

-¿Eso es cierto, consejero?-inquiere Medarda, reacomodándose en su lugar y recuperando su divertida sonrisa.

-Si, pero fue un accidente, después de ese hecho insistí en detener la misión y…

-Misión que no fue aprobada por el consejo aún en vigor.- señala aviesamente Caitlyn, ahora es ella quien pone una sonrisa triunfante.- La protegida de la casa Kiraman se apropió indebidamente de una tecnología, es cierto, pero esas armas le fueron proporcionadas ilegalmente así que se podría decir que el consejero Talis robó esas armas al consejo puesto que no anunció que fuera a emprender una acción ofensiva contra Zaun.

-Un momento eso es…

-Coincido con la consejera Kiraman. Los actos de guerra deben ser apoyados, de lo contrario es sedición, consejero Talis. Y las víctimas, reconocidas. Las guerras producen daños colaterales pero éstos deben ser observados, reconocidos y honorificados. -determina Medarda cruzándose de brazos.

-¡Pero yo no quería la guerra!

-No fue eso lo que propuso usted aquella tarde en el consejo.-le recuerda Medarda frunciendo el ceño.

-Ya pero usted…su hija tenía razón.- el rostro de Ambessa se ensombreció por aquellas palabras- Yo no sabía lo que era la guerra, sigo sin saberlo, pero lo que pasó me convenció de que la guerra no es la solución. Piltover necesita justicia.- concluye, volviendo a sentarse en la silla, derrotado, cansado, aturdido.

Ambessa se remueve, incómoda en su asiento pero no dice nada por ahora, volviendo su atención al centro de la mesa.

-Tal como yo lo veo…la protegida de la casa Kiraman ha cometido, si acaso, un delito menor.- retoma el punto Caitlyn, no podía dejar que el tema volviera a desviarse- Debe ser puesta en libertad de inmediato.

-Opino lo mismo…salvo en lo de la libertad.- contradice la noxiana tomando aire y dejándolo salir de su pecho despacio.

Los otros dos consejeros y Vi se fijan en ella de golpe, sin entender a dónde quería llegar.

-Principio de reparación del daño.- explica entonces la mujer sin dejar de mirar a la presa, quien niega con la cabeza, extrañada y confusa.

-¿Cómo? No puedo volver atrás en el tiempo e impedir que se vuele el consejo…

-Eso no idiota…-suspira la consejera noxiana, entre divertida y exasperada, vuelve ahora la vista a los ojos consejeros, esperando que ellos sí hayan entendido lo que quería decir.

Jayce mira a algún punto de la mesa, como abstraído y asiente despacio con la cabeza, sabiendo que la consejera Medarda pedía su atención.

-Si la protegida de la casa Kiraman…-dice con cierto tono de sorna en la voz, como si aquello le disgustase- devuelve la tecnología apropiada de forma ilícita a las manos adecuadas, o sea, las de este consejo, será absuelta de todos los cargos.

-¿Cómo?- la de Zaun abre los ojos como platos, eso era casi tan imposible como volver atrás en el tiempo.

-¿Y si no es posible?- preguntó Caitlyn, no haciéndole gracia todo el asunto.

-Si no…se celebrará un nuevo juicio y se tendrá en cuenta la indulgencia mostrada en este. Y se la hará única responsable de la pérdida del hextech.- anuncia Jayce, intercambiando una mirada con la consejera Medarda, quien asiente con la cabeza- ¿A favor?

Ambessa no tarda en levantar la mano y tras ella, el propio Jayce, ante la atónita mirada de la vigilante.

-Sabes que un nuevo juicio será su condena.- dijo Caitlyn apretando los puños con rabia. 

Un juicio con más autoridades enfadadas y vengativas por el atentado podría costarle a Vi toda una vida en prisión. Y para entonces seguro que su madre está repuesta para ocupar su lugar en el consejo.

-Y la casa Medarda pedirá su extradición a Noxus para ser juzgada por crímenes contra nuestra familia.- apunta Ambessa, echando más leña al fuego.

Caitlyn suspira, niega con la cabeza y se muerde el labio inferior con fuerza. No se llegaría a ningún acuerdo mejor, ya había sacado toda la artillería argumentativa para el juicio y al menos había conseguido que no Vi no volviera a la cárcel. Encontrar la tecnología en Zaun tal y como estaban las cosas parecía un suicidio pero la alternativa…

La consejera Kiraman suspira y termina por alzar la mano para sorpresa y decepción de Vi, aunque a partes iguales también veía que no tenía muchas más opciones. Rechazar este trato supondría que harían un nuevo juicio con más consejeros, puede que para entonces hubiera algún muerto más, puede que Jinx volviera a hacer explotar algo o que alguien hiciera algún daño con los guanteletes…y encontrarían la manera de hacerla responsable.

-Aprobado por unanimidad. La ciudadana Vi será puesta en libertad condicional para que recupere la tecnología, de no cumplir lo pactado, será nuevamente detenida y juzgada. -sin muchos más preámbulos, el consejero tomó su muleta y se dispuso a abandonar la sala, echando unas pequeña llaves de esposas sobre la mesa donde estaba Caitlyn con cierto desprecio.- Llévatela de mi vista.- espeta en un tono más bajo el consejero al pasar por detrás de la Kiraman. 

Por otro lado, Ambessa Medarda parece bastante satisfecha con el juicio, les dedica una sonrisa ambigua y que puso los pelos de punta a Vi antes de salir por su lado de la mesa y abandonar la sala.

Se quedaron solas y Caitlyn procedió a liberar a Vi de las esposas, aunque notándosele un temblor en las manos mientras lo hacía.

-Estoy jodida ¿eh?-comenta la zaunita con una sonrisa amarga y, cuando tiene las manos libres, toma las mejillas de la peliazul para obligarla a levantar la vista, encontrándose con que los ojos de la vigilante estaban empañados en lágrimas.- Va…no llores joder…seguro que me las apaño.-no parecía muy convencida pero tenía que decir algo que consolara a la vigilante- Has estado increíble, parecías una abogada de verdad, yo…

-No irás sola.

-¿Qué?

-Lo que oyes. Ahora vámonos.- dice con seguridad, tomándola de la mano para salir de la sala, importándole un cuerno que los otros vigilantes la vieran.

-E…espera pastelillo…¿qué dices? ¿a donde vamos?

-A casa.- contestó por toda respuesta, prácticamente tirando con impaciencia de la mano de Vi, quien seguía sin entender nada, pero ahí fue, poniéndose a la altura de Caitlyn para caminar, sintiendo el calor de su mano contra la suya…y pensando que nada podía ser tan malo si al menos podía estar de la mano con ella.

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La reunión no tardó mucho más en finalizar, todos estaban nerviosos por marcharse aunque también se sentían tremendamente aliviados. Ninguno de ellos quería enfrentarse a otro barón por el control de Zaun, tener un líder sobre el que descargar esa responsabilidad era lo que había buscado siempre. 

Tan solo uno de los barones permaneció en la mesa cuando todos hubieron marchado quedándose a solas con Sevika que tenía los pies subidos en la mesa desde el principio y ahora observaba con curiosidad a su acompañante.

-¿Y bien?-pregunta, cansada de tanto silencio, suponiendo que Singed tenía algo que decir

-¿Qué hay de la chica?-dice sin rodeos.

-¿Qué chica?- ambigua con el ceño algo fruncido.

-Ya sabes a quién me refiero.

Ahora es la mercenaria la que calla por unos instantes y Singed sigue hablando.

-¿Fue ella?

-Es posible. Tenía órdenes de Silco de hacer un arma con la esfera. Y parece que lo consiguió.-le cuenta Sevika mirándole de reojo- ¿Te importa?

-No demasiado, pero a ti si.- responde el científico, indolente y con aire socarrón.

-No me digas ¿y eso?- la morena empezaba a perder la paciencia.

-¿Qué es lo que mueve el mundo, Sevika? ¿El dinero, el amor, el conocimiento…?

-El dinero.- responde sin dudar la otra casi con un gruñido, girándose en su silla para enfocar con su mirada al repulsivo ser cubierto de vendas.

-Falso. -corrige arrastrando las palabras y alzando la mirada para sostener la de Sevika.- Lo que mueve el mundo es el deseo de conseguir cualquiera de esas cosas. 

La mercenaria bufa y arrastra sonoramente la silla para levantarse, harta de perder el tiempo con este presuntuoso petulante.

-No dices más que memeces…

-Tu deseo es apaciguar las cosas en este lado del rio. No eres una idealista como Vander ni como Silco. Tú eres eminentemente pragmática, como yo. – la interrumpe sin dejar de seguirla con los ojos.- Por eso has convocado esta reunión, por eso te has erigido líder de Zaun. No tenías que dar ninguna explicación  y sin embargo has venido a darlas para intentar parar esta enorme bola de gases que se hace cada día más y más grande y va a tragarnos a todos. 

-Al grano, cerebrito ¿qué pasa?

-¿Quieres la paz con Piltover? Dales lo que quieren y las cosas serán como antes. Dales a Jinx y se acabará el problema.

-Ojala fuera tan fácil, no tengo ni idea de cómo encontrar a esa desquiciada, podría estar camino de Shurima ya.-resopla de nuevo y golpea la mesa con un puño, más por frustración que por ira.

-Y ahí exactamente es donde puedo ayudarte…tengo un…-se detiene para encontrar la palabra adecuada-…espécimen cuya especialidad es encontrar cosas. Y tengo ganas de probarlo.

Sevika alza la ceja, incrédula y desconfiada aunque…curiosa.

-Cuéntame más.

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