ARCANE. Más allá del deber 4


Tiempos de guerra.

No fue la suerte lo que salvó la vida de Viktor. Ni la casualidad ni ninguno de los presentes en la sala del consejo. Ni siquiera Jayce miró en su dirección cuando la bomba estalló. Por eso le fue fácil escabullirse entre los escombros antes de que se montara el operativo de rescate.

La onda expansiva le había impulsado con fuerza contra una de las paredes, el flacucho científico no pudo hacer más que convertirse en una pelota en un rincón y esperar que todo pasara, refugiado tras sus nuevas partes bio mecánicas que habían sustituido a su pierna y su mano aunque nadie pudiera verlo…Viktor había cambiado y fue eso lo que salvó su vida.

Cuando todos yacían inconscientes o demasiado heridos como para fijarse en nada, Viktor, prácticamente indemne se abre paso entre las maderas y las piedras para abandonar la sala y salir del edificio antes de que nadie le detecte con un objetivo claro en su mente; había logrado su objetivo, había mejorado la vida, él era la mejor prueba de su éxito…nada puede frenar el progreso.

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Muchas personas pasaron en ese día por el hospital, algunas ni siquiera lo abandonaron. Mas ese no fue el caso de Ambessa Medarda. Los hospitales era un símbolo de debilidad, un lugar donde se cura a aquellos que no han sido lo bastante fuertes para sobrellevar la derrota ni lo bastante dignos como para afrontar la muerte. Patético. 

Sin embargo, era madre, y aunque sus valores le impedían ir a visitar a su hija precisamente para evitar sentirse  débil por su estado, la preocupación era algo que llevaba bien escondido en su interior y ella la había traído hasta una cafetería situada enfrente del hospital; el ir y venir de los médicos y familiares de heridos era un continuo flujo de información que sus oídos no debían pasar por alto mientras fingía indolencia y frialdad por lo ocurrido.

Mientras estaba en ese lugar bebiendo una copa de vino tras otra como si éste no tuviera ningún efecto sobre ella, Ambessa descubrió muchas cosas, como que la mayoría de miembros del consejo habían muerto, pero también que la consejera Kiraman y su propia hija ya estaban fuera de peligro. También escuchó que el consejero Talis salió bien parado y que apenas había abandonado el lado de Mel durante este día salvo para…una cosa.

La noxiana escuchó el rumor de que se había detenido a alguien como responsable o cómplice de lo sucedido, una zaunita de pelo rosa que se había desplazado al hospital.

Absurdo…esa chica es estúpida o inocente, no hay mucho más que pensar en cuanto a eso. Si fuera culpable jamás hubiera cruzado el puente para ponerse a tiro de la policía de Piltover. – razona la mujer agriando su gesto con una línea de desaprobación marcada en la forma en que arrugaba el rostro.- Pero el consejero Talis no es tampoco ningún necio, sin duda ha tenido motivos o ha creído tenerlos para ordenar la detención. Puede que la chica no sea culpable pero sabe algo y en caso de que no puedan encontrar un responsable mayor, Piltover ya tiene su cabeza de turco. Y eso podría evitar una guerra con Zaun.

Ambessa frunce del todo el ceño y entre sus manos la copa de vino estalla, produciéndole mínimos cortes en su mano, la sangre se mezcló con el vino derramándose en la mesa pero la noxiana no pareció notarlo. Ya había oído suficiente. 

Sin ningún gesto de dolor ni de sorpresa se sacudió los cristales que se había clavado en su mano, dejó una suntuosa propina por los daños ocasionados y abandonó el local sin dirigir una mirada ni palabra a ninguno de los extrañados clientes del local quienes se la quedaron mirando en silencio sin atreverse si quiera a moverse hasta que la mujer hubo desaparecido de su vista. Y entonces respiraron tranquilos. 

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Tras su visita a la prisión y asegurarse de que a Vi le daban comida y agua, Caitlyn supo que poco más podía hacer por ella allí plantada. También era cierto que mientras la Kiraman hacía guardia ningún vigilante osaría acercarse a charlar pero corría el riesgo de perder un valioso tiempo. Y Vi no tenía tiempo.

La vigilante se aseguró de dejar a todos bien claro en la comisaría que la sospechosa no sería interrogada ni una sola vez más y que lo que tuviera que decir sería ante el consejo en un juicio justo…pero aun así no se quedaba tranquila con respecto a la seguridad de la zaunita. Muchos vigilantes habían perdido a compañeros en el puente en la jornada anterior y otros tantos se sentían humillados por lo ocurrido a la sala del consejo. Y tenían delante la oportunidad de desquitar su rabia de forma “lícita” con alguien que encajaba con su perfil de culpable. Poco importaba que Vi fuera inocente: era de Zaun, representaba todo aquello que odiaban. Con eso valía.

Caitlyn hizo de tripas corazón para desechar todos aquellos pensamientos porque, de no hacerlo, no hubiera sido capaz de dejar la comisaría. Y tenía que hacerlo para hablar con la persona que más detestaba en este maldito momento.

No le costó demasiado encontrar a Jayce en el hospital, el cual, tras efectuar la detención de Vi había vuelto al mismo, y la vigilante le encontró en la habitación donde estaba ingresada la consejera Medarda, quien se hallaba conectada a una máquina que la ayudaba a respirar.

-¿Jayce? ¿Podemos hablar?- estaba enfadada, si, pero eso no era una excusa para olvidar el lugar en que estaban y la situación tan deprimente con la que debían lidiar. Si quería obtener algo del jefe del consejo no podía permanecer ajena al dolor que él mismo debía sentir.

El inventor alzó la vista de golpe, como si hubiera estado sumido en sus pensamientos y la voz de Caitlyn tuvo el poder de sacarlo de ellos de un plumazo. Echó un vistazo preocupado a Mel como si le costara decidirse a separase de su lado pero finalmente asintió con la cabeza y se levantó de la butaca para dirigirse tras la Kiraman, cerrando la puerta de la habitación tras de sí.

-¿Cómo está?- se adelanta la chica del pelo azul refiriéndose al estado de la Medarda.

-Estable. Inhaló mucho humo en el incendio.- responde, un poco a la defensiva, tenso pues no era muy difícil imaginar que la vigilante venía a pedirle algo- No voy a poner en libertad a Vi…

-No he venido a pedirte eso. -responde Cait con un deje notoriamente ofendido en la voz- Yo jamás te pediría que hicieras algo ilegal, ya lo sabes.

Avergonzado, Jayce baja los hombros y suspira despacio, sobrepasado por la situación, parece un hombre hundido por el peso de sus decisiones. Mira a un lado y a otro y, con ayuda de su muleta, cruza el pasillo para sentarse en una butaca de la sala de espera que había enfrente.

-Lo se. Lo siento, no debí suponer que…estoy cansado, eso es todo.- se pasa las manos por la cara y se recuesta mirando al techo al tiempo que se frota la nuca. El inventor parecía haber envejecido diez años en una sola noche.

-Está bien, lo entiendo, todos estamos agotados y mucha gente depende de ti ahora.- le concede dándole un poco de tregua. Se sienta a su lado en otra butaca y apoya los codos en las rodillas echándose hacia delante.- ¿Y Viktor?

-No hay rastro. Es como si se hubiera esfumado. -chasquea la lengua, negando con la cabeza- Se baraja la posibilidad de que saliera despedido fuera del edificio por la explosión a través de la cristalera, él y su ayudante Sky son los únicos desaparecidos oficialmente. 

-¿Sky estaba en la reunión?- inquiere la chica frunciendo el ceño extrañada.

-No, no…pero puede que estuviera en el edificio, tal vez quería llevarnos algún papel o…no lo sé, Viktor era quien tenía mayor relación con ella, y si no le puedo preguntar a él…-un nuevo suspiro, el inventor termina por levantarse de golpe y caminar con aire nervioso por la vacía sala.- No lo entiendo ¿sabes? esto es…es incomprensible, nadie se desvanece de golpe, tiene que estar en algún sitio, si no con vida, al menos su cuerpo…y si está vivo ¿Dónde está? En su estado no…no puede andar muy lejos…-divaga el consejero, abriéndose en sus preocupaciones con su amiga, olvidándose por unos instantes de la verdadera razón por la que ella estaba allí. Y Caitlyn, por su parte, hace un gran esfuerzo por armarse de paciencia y recordar que ese hombre es su amigo y que ahora necesita alguien de confianza con quien desahogarse.- La madre de Mel tampoco ha aparecido por aquí, me han dicho que la han visto por la ciudad, incluso en la cantina de enfrente, y sin embargo…no ha subido a ver a su propia hija ¿Qué clase de madre haría eso? Es inaudito, es vergonzoso.- acaba dándole una ligera patada a uno de los muebles allí dispuestos, desplazándolo un poco pero sin mayores consecuencias. 

Por lo general Jayce era un hombre calmado al que tan solo la ciencia podía causarle arranques positivos o negativos pero el estrés empezaba a pasarle factura y…tal vez eso hiciera que no estuviera viendo las cosas con perspectiva. O eso quería pensar Caitlyn.

Se hizo el silencio mientras el inventor volvía a sentarse, frotándose con los dedos las sienes y la frente como si le doliera. Tras unos instantes, la vigilante pensó que ya le había dado bastante cancha al autocompadecimiento del consejero.

-Sabes que Vi es inocente.- afirma categórica.

-No lo sé.

-Nunca has sido un buen mentiroso, Jayce.-replica en tono de advertencia la chica.

El hombre suspira y se aparta las manos de la cara para mirar directamente a la vigilante.

-Podría ser cómplice de…

-No lo es. Yo estaba con ella en el momento de la explosión. He estado con ella prácticamente en todo momento desde que la saqué de Steelwater.-le recuerda con un matiz en la voz que no dejaba lugar a duda- Y el tiempo que no he estado con ella…ha sido cuando bajó a Zaun contigo.

La mención a ese hecho hace que Jayce se ponga tenso y mire para otro lado, frotándose las palmas de las manos.

-¿Cómo sabes…?

-Sólo pregunté.

-¿Te lo dijo ella?-insiste el inventor, terriblemente rígido en sus tono.

Caitlyn frunce un poco el ceño notando que la reacción de su amigo no era algo propio de él. Pero éste no era el momento de presionarle sobre lo que pasó allí abajo.

-Si, ahora mismo, he estado con ella en el calabozo. La han golpeado ¿sabes?- añade mirándole muy fijo como si así pudiera captar sus pensamientos.

Jayce alzó la cara de golpe, sorprendido. 

-No. No lo sabía. Yo no ordené eso.- parecía sincero- Dije que la mantuvieran bajo vigilancia hasta que yo pudiera ir a interrogarla más tarde.

Caitlyn suspira, creyendo al inventor, parece relajar un poco su actitud y desvía la mirada de él.

-Cuanto más tiempo permanece allí más peligro corre su vida.

-Le pondré guardia.

-¿Y eso de qué servirá? El cuerpo está corrupto, Jayce, de la cabeza a los pies…Marcus era solo la punta del iceberg.

-¿Y qué pretendes que haga? No puedo estar aquí y allí al mismo tiempo y tu tampoco, tenemos obligaciones…

-Adelanta el juicio.- propone Caitlyn sin pestañear.

Jayce se queda estupefacto sin comprender a dónde quería llegar la vigilante.

-Si la juzgamos ahora sin haber investigado nada ni haber descartado su implicación con Jinx, irá a la cárcel.- determina el consejero.

-No. No si me dejas ocupar el lugar de mi madre en el consejo.- hay un brillo en la mirada de Caitlyn que provoca cierta inquietud en Jayce. Ya había visto esa expresión antes.

-Eso implicará que la madre de Mel también podrá ocupar la plaza de su hija. Si acepto tu candidatura, tendré que aceptarla a ella también. ¿Estás segura? ¿Has oído hablar de la justicia noxiana?…-expone con cautela, no estando seguro de la convicción de Caitlyn.

-Hazlo. Hablaré por ella, la casa Kiraman será escuchada, a ti ya te salvó del exilio ¿no?-le recuerda con una sonrisa suave y confiada- Tengo un plan. Tu sólo…hazlo ¿vale? Por mi. Por la justicia. Sanemos esta herida sin hacer más sangre.

Jayce guarda silencio y baja la cabeza negando, pero al alzarla, tiene una sonrisa amarga en el rostro.

-Está bien…hablarás por ella. Lo dispondré todo para mañana. Se avecinan tiempos difíciles… – se levanta dando por concluida la conversación y al rebasar a Caitlyn le pone la mano en el hombro a la vigilante.- Espero que no te equivoques en tus impresiones sobre ella.

-Mi trabajo es saber lo que los demás no.- afirma con confianza y una sonrisa segura- Descansa Jayce, nos vemos mañana.

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