ARCANE. Más allá del deber 3


Lo que dejamos atrás.

Vi ya había vivido esto antes.

El contacto del frío suelo en su cara y la sangre manando caliente de su nariz y labios, que se tornaba espesa al cambio de temperatura. Tenía las manos esposadas a la espalda, esos hijos de puta ni siquiera habían tenido el detalle de cortar el plástico que unía sus muñecas.No era la primera vez que le daban una paliza y la dejaban tirada en una celda.

Pero si era la primera vez que tenía esperanza. Y eso fue lo que la mantuvo consciente el tiempo suficiente como para oír unos acelerados pasos por el corredor que dirigían hacia ella.

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En cuanto llegó al lugar, lo supo. Supo quién. Supo qué. Y supo porqué.

Sevika no era la mujer más inteligente de Zaun. Ni la más hermosa. Pero era una gran rastreadora, sobretodo de aquellas cosas que no se pueden ver, oír ni tocar. Las oportunidades, el peligro y los negocios eran su habituales medios gracias a los cuales había medrado en Zaun desde lo más bajo hasta donde estaba ahora.

¿Y dónde estaba ahora? Sentada a la mesa de un enloquecido convite al cual agradecía no haber sido invitada. Y frente a ella el cuerpo sin vida, aún sujeto con sogas del que otrora había sido su jefe, su patrón, su fe y también las de toda una nación. Silco yacía muerto en aquella silla sin dignidad alguna, despojado de toda virtud o solemnidad.

-Te dije que era peligrosa. Joder si te lo dije.- se queja la zaunita, chasqueando la lengua, sube los pies y los apoya pesadamente en la mesa, haciendo que algunos de los elementos caóticamente dispuestos sobre la misma caigan y tintineen en el suelo, llenando el silencio reinante.- Tenían razón los que decían que tu perrita había soltado su correa. Joder, debiste dejar que se muriera…-enojada, golpea la mesa con el talón con furia y, de nuevo, cae algo de vajilla pintarrajeada.

-Em…s-s-señora Sevika…¿Qué vamos a hacer?-pregunta uno de los matones a su servicio, que no eran sino los secuaces que Silco le había asignado para las tareas cotidianas. Sevika no sentía ningún aprecio por esos perros escuálidos que apenas podían caminar y evitar cagarse al mismo tiempo. Pero era lo que tenía.

-Pregúntale a él, no te jode.- responde con divertida amargura señalando con la punta del pie hacia el cadáver-Ese hijo de puta siempre tenía un plan. Y si no lo tenía, lo disimulaba muy bien. Valiente canalla…¿para qué te ha servido tanta planificación?

-¿Señora Sevika? -insiste el mismo tipo con su tono de voz consternado y tímido. La estaba poniendo de los putos nervios.

-Que te calles la puta boca joder. Necesito pensar.- le escupe la mujer sin siquiera girarse a mirarlo, pero su tono no dejaba lugar a réplica. El sonido del temblar del arma en las manos del matón le confirmó que el pobre diablo casi se caga encima. 

El silencio regresó a la sala y Sevika rebuscó en su gabardina, la cual llevaba para ocultar los restos de su brazo mecánico arrancado. Sacó un puro del interior de algún bolsillo y procedió a encenderlo, aspirando el humo para luego expulsarlo al techo. Así pasaron varios minutos, Sevika fumando entre los restos de aquel desastre intentando componer…algo que a su limitado cerebro le cuadrase como un plan. Tampoco es que fuera tonta, pero comparada con Silco…ella no era una mujer de estrategia, era una mujer de acción. Eso era lo que se le daba bien.

Se levanta de golpe y arroja el puro encendido en un rincón de la sala, donde unos harapos y maderas rotas no tardaron en humear, pronta señal de que iba a prender y tras ello…toda la sala.

-…vámonos.- ordena con un aire tajante y seguro, tal vez ligeramente asqueado por la escena pero habiendo superado la ira.

-Pero señora y Silc…?-un tiro entre ceja y ceja silenció de una vez por todas a aquel escuchimizado ratón patético. Sevika vuelve a guardar el revolver que había disparado con la mano izquierda en lo profundo de su gabardina al tiempo que el cuerpo caía con un golpe sordo al suelo. Una mirada bastó para que el resto de los que la acompañaban bajaran la cabeza y empezaran a desfilar fuera de aquel escenario de horror que pronto no sería más que cenizas.

-Se ha quedado atrás.- pronunció Sevika, como si de un panegírico póstumo se tratase una respuesta que el desdichado que lanzó la pregunta nunca oiría.

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-¡VI!-Caitlyn se tira al suelo al otro lado de los barrotes y golpea con la palma sobre estos rabiosa y con los ojos empañados en lágrimas- Vi ¿puedes oirme?- pregunta con la voz rota, colando el brazo entre el acero para alcanzar el interior de la oscura celda. Da un respingo cuando toca algo pegajoso y denso, una textura que conocía muy bien. Sangre a medio coagular- ¿Qué te han hecho…?-susurra con los dientes apretados, tratando de estirar el brazo tanto como puede, hasta que su cuello topa con los barrotes y no puede llegar más lejos.

-No llores pastelillo…- suena la voz algo rasposa de Vi al otro lado en la oscuridad, quien tose y se remueve incómoda pero se arrastra como puede hasta que consigue parcialmente hacia la franja de luz cercana al frontal de la celda sin ventanas.- Te pones muy fea…- y se ríe de forma apagada mientras su cara llegaba a tocar las puntas de los dedos de Caitlyn.-Estoy bien…-miente, claro.

La vigilante se muerde el labio inferior de pura frustración y se limpia los ojos con el brazo libre para observar bien a la pelirrosa. Tenía el labio partido por varios sitios, un ojo morado y al menos otro golpe en el pómulo. Caitlyn había llegado tan rápido como había podido pero no había sido suficiente, los agentes no la dejaron bajar hasta pasado un buen rato, señalando que la sospechosa estaba siendo interrogada.

Si…una de esas charlas al estilo Steelwater… piensa rabiosa la Kiraman al ver el estado de la zaunita. Y aún temía más por lo que no veía del resto del cuerpo de Vi.

-¿Qué te han preguntado? ¿Qué les has dicho?-pregunta con calma Cait forzándose a mantener el control y la mente fría aunque en este momento lo que deseaba era otra cosa.

-Nada.-responde Vi tras toser un poco y carraspear para aclararse la voz.

-Eso está bien, podemos preparar una vista para el juicio y…

-No, pastelillo…-la interrumpe la otra con una especie de risa irónica-No…no me han preguntado nada…-informa con tono sombrío.

Caitlyn se quedó helada, sin palabras, incluso sus dedos dejaron de acariciar la piel de la zaunita por la impresión.

-Ya tienen su culpable…no les interesa nada de lo que tenga que decir.- continua Vi- No hay nada que…

-No digas eso.- la corta entonces la vigilante, fría y decidida- De ninguna manera. Te lo dije y lo mantengo, Vi. No te dejaré sola. – y luego lanza un suspiro corto y rápido, sus lágrimas habían desaparecido consumidas por la ira y la determinación.- Venga, trata de acercarte un poco, no puedo creer que te hayan dejado así, ven deja que al menos te suelte las manos.- carraspea y procede a sentarse con las piernas cruzadas en el suelo, rebusca en sus ropas en busca de un pequeño objeto afilado que le sirva.

-Venga Cait deberías irte, vas a meterte en un lío y…

-No…te atrevas a…hacer eso.- le advierte con un tono que vuelve a rayar la agresividad, lo bastante serio y contundente como para que Vi se lo tomara en serio y respondiera con un suspiro, seguido de varios quejidos y sonidos de esfuerzo. Le estaba costando un tanto levantarse con las manos atadas y los golpes recibidos no ayudaban a que la operación fuera sencilla.

Pero finalmente lo consigue, acaba recostada contra los barrotes de la celda, de espaldas a Caitlyn para que ésta pudiera romper la brida que mantenía presas las muñecas de la zaunita.

-¿Hacer qué?- pregunta luego la pelirrosa.

-¿Hm?- responde distraída la vigilante, cuya línea de pensamientos ya vagaba en los próximos movimientos.

-Antes has dicho que no me atreviera a hacer eso.- sigue Vi, aún dándole la espalda a Caitlyn. No quería girarse para que no viera su lamentable estado completo.- ¿Qué es…eso?

-A darme órdenes. No lo soporto.- responde, colando de nuevo las manos en la celda para alcanzar una de las de Vi y tomarla entre las suyas. Estaba muy fría, por poco no le cortan la circulación.

-Está bien…lo recordaré, pastelillo.- añade luego con un bufido divertido- Pues sí que tenemos cosas en común…-comenta con cierta gracia.- Salvo que tu estas ahí fuera…y yo aquí dentro. Te lo dije. Agua y aceite.- gira un poco la cara para mirar de reojo a la chica.

-No por mucho tiempo. Tendrás un juicio, te lo aseguro. El consejo…

-…o lo que queda de él…-la interrumpe de nuevo Vi, como un apunte al discurso de la vigilante.

-…da igual. No podrán negarme hablar. La casa Kiraman no puede ser desoída.- añade convencida, masajeando la mano de la zaunita para ayudarla a entrar en calor. 

Vi se deja hacer y siente que las palabras y las atenciones de Caitlyn se colaban más allá de su piel, imprimiendo fuerza y esperanzas en la zaunita. Empieza a girarse un poco con la excusa de tenderle la otra mano y ahora la del pelo azul continuó sus cuidados en ambas extremidades de su amiga.

¿Mejor?- pregunta refiriéndose al masaje.

-¿eh? Ah si si…esta…-carraspeo incómodo, incluso se sonroja un poco- está perfecto…gracias.

-¿Qué?- pregunta Cait, incrédula por lo que acaba de oír, provocando que un mayor rubor tiñera las mejillas de Vi.

-N-nada.- tartamudea la otra, nerviosa.

-No, venga, repítelo, no lo he oído bien.- se burla con las cejas muy levantadas y una expresión ladina la vigilante.

-Yo no eh…-traga saliva, no sabe donde mirar. Finalmente alza los ojos y se encuentra por primera vez desde que iniciaron la conversación con la mirada de Cait.- Gracias….dije gracias.

-Ah si…eso me pareció escuchar.- se jacta un poco más con un tono avieso. Pero luego se pone seria y sonríe sincera- De nada. Es lo menos que puedo hacer…-entonces se interrumpe, recordando el momento previo a la detención de Vi, la conversación con su padre en el hospital.- Vi…yo…eh…quería decirte algo.

-¿Hm? ¿El qué, pastelillo?-pregunta curiosa notándose algo más relajada.

-Yo eh…estuve…pensando y…hablando con mi padre y….las cosas que han pasado y…en Zaun y luego…bueno con todo lo que ha pasado yo no había tenido tiempo de pensar y…resulta que estaba pensando y…

-¿Sabes? Aunque los presos tenemos todo el tiempo del mundo, también nos gusta que los polis vayáis al grano.- la corta de pronto con una risotada al ver el tartamudeo y la falta de decisión en la vigilante, le parecía adorable verla tan compungida e insegura.

Ahora fue el turno de Caitlyn de ponerse roja como un tomate. Si, le había dado muchas vueltas al asunto para no decir nada…y es que no era algo fácil de decir, menos para una persona tan orgullosa como ella.

-Si tienes razón yo…sólo quería decirte que…- alza la vista de nuevo con renovadas fuerzas y la mira a los ojos, apretándole las manos- eres lo mejorque me ha pasado en la vida, Vi. No me arrepiento de haberte conocido, quiero ayudarte y…quiero que sigamos…juntas. A donde sea que eso nos lleve.- asiente con firmeza al final, aunque termina bajando la cabeza para apoyar la frente en los fríos barrotes. 

La verdad, no sabía qué tipo de respuesta le daría la zaunita, no había pensado en esa parte, probablemente le contestaría con un bufido y una burla por su ñoñería y prefería no ver la expresión socarrona y autocomplaciente de Vi cuando la humillara por abrirse de esa manera. Pensándolo bien, había sonado tremendamente cursi y absurdo casi mejor hubiera sido callarse…

-Yo también, Caitlyn.- responde tras unos instantes de silencio la otra. Vi suelta una de sus manos de entre las de la del pelo azul y la alza para pasarla a través de los barrotes y acariciar el cabello de ésta.- Yo también creo que eres lo mejor que me ha pasado…y…te agradezco mucho que estés aquí y…siento todo lo que ha pasado. Voy a dejar de culparme por todo en algún momento, lo prometo pero si consigo estar en paz conmigo misma es…es porque siento que contigo puedo hacer por arreglar las cosas. Creo que formamos un buen equipo y…me alegra que nos hayamos encontrado.- suelta todo de seguido, casi sin pararse a respirar, bajando su caricia del pelo a los hombros, pasando por el brazo hasta volver a entrelazar sus manos.- No nos dejaremos atrás ¿vale? Es una promesa. Todo saldrá genial mientras que estemos…juntas. Ya sabes. Como…ya sabes…dos engranajes.- se ríe y separa una mano para señalarse los tatuajes del cuello- Esto somos tu y yo. Jaja. Dos piezas que encajan, ¿si?

Caitlyn sonríe y el rubor no abandona sus mejillas durante las palabras de Vi, renovando su confianza en sus sentimientos a medida que la pelirrosa hablaba y con ello, iba alzando la mirada hasta que ella se señaló el cuello y no pudo evitar reír por la comparativa.

-Eso es…engranajes. Es perfecto. -le da la razón la vigilante con un suspiro y una sonrisa tranquila en el rostro.- Todo saldrá genial.